A MODO DE BIENVENIDA
Vivimos en una época plagada de clichés y modas baratas que van y vienen según lo dicte el antojo de los grandes titiriteros de la cultura de masas. Unas cuantas características repetitivas y listo, tienes un nuevo personaje al que le dan vida en cine, radio y televisión. En los libros. En las canciones. En las historietas. En las páginas webs más visitadas. Y así, casi sin darnos cuenta, van robándonos nuestra capacidad de ser únicos, moldeándonos al ritmo de recreaciones de nosotros mismos a través de las ondas hertzianas, de la pantalla chica, de la gran meca, del papel y del mundo virtual.
Podemos leernos a nosotros mismos y, entonces, casi por ósmosis, nos unimos al club, tomamos el renglón que más se nos parece, formamos parte del clan y finito, hasta ahí llegó nuestra autenticidad. Pasamos a vivir en el gran espejo de los humanos, cada día multiplicándose más, superpoblando a este pobre planeta en crisis y decadencia.
Quizás por eso me animo a hilvanar un par de frases con cierto sentido, tratando de darle vueltas a este asunto de la época plagada de clichés y modas baratas que van y vienen según lo dicte el antojo de los grandes titiriteros de la cultura de masas. Tal vez buscando respuestas, tal vez cuestionando lo que ya es incuestionable… tal vez quemando un poco los ratos de ocio dando vueltas y vueltas sobre un tema que probablemente carezca de sentido práctico, pero que incita al ejercicio del sentido crítico.
Escribir por escribir, a la espera de que el teclear incesante me lleve a algún espacio mágico donde todo el enredo resulte en un pasatiempo útil.
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